Las mariposas monarca (Danaus plexippus) se distribuyen por todo el mundo, pero esta evaluación se centra en las poblaciones norteamericanas.
Las monarcas tienen una gran capacidad de dispersión a lo largo de un amplio rango geográfico. Esto, combinado con su corto tiempo de generación y su alta tasa de reproducción, sugiere que las monarcas pueden tener una alta capacidad de adaptación a los cambios climáticos a largo plazo.
Sin embargo, hay una serie de rasgos que las hacen vulnerables a un clima cambiante. Como la mayoría de las mariposas, las monarcas son muy sensibles al tiempo y al clima: Dependen de las señales ambientales (sobre todo de la temperatura) para desencadenar la reproducción, la migración y la hibernación. Su dependencia del algodoncillo como planta huésped es una vulnerabilidad más, sobre todo porque la abundancia de algodoncillo está disminuyendo en toda el área de distribución de las monarcas. También se enfrentan a la disminución de su hábitat de hibernación y a los efectos de una frecuencia cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía y las tormentas severas, y de temperaturas extremas de calor y frío.
Las prioridades para la conservación de la monarca en función del clima deben incluir la restauración y el aumento de la extensión del hábitat con especies de algodoncillo y fuentes de néctar adecuadas. El público en general puede contribuir a este esfuerzo mediante la plantación de hábitat en el patio trasero. También es importante aumentar el seguimiento de las poblaciones, y los esfuerzos de la ciencia ciudadana pueden contribuir a ello. También es esencial mantener y restaurar el hábitat de hibernación, reducir el uso de herbicidas y pesticidas y abordar los problemas relacionados con el cambio de uso del suelo.
Las monarcas que hibernan en México se reproducen y ponen huevos en su viaje hacia el norte. Son sus crías y las generaciones sucesivas las que continúan el viaje hacia el norte de Estados Unidos y Canadá. A diferencia de las monarcas migratorias de otoño, que pueden sobrevivir hasta nueve meses, sus parientes que se dirigen al norte viven de dos a cinco semanas antes de reproducirse. Los huevos se depositan en las plantas de algodoncillo y eclosionan para convertirse en larvas, u orugas, que se alimentan únicamente de las hojas del algodoncillo para apoyar su rápido crecimiento. A continuación, la oruga se adhiere a una planta de algodoncillo y se transforma en una crisálida azul-verdosa. Las monarcas tardan aproximadamente un mes en pasar de la fase de huevo a la de mariposa adulta.
Contenido
Determinación de la vulnerabilidad de las especies
El estudio identificó las principales vulnerabilidades de una especie basándose en cuatro factores:
Sensibilidad:
La incapacidad de la especie para persistir, tal cual, en condiciones climáticas cambiantes.
Capacidad de adaptación:
La habilidad de la especie para responder a los cambios climáticos.
Exposición:
El grado de cambio y variación climática que la especie encuentra y se prevé que encuentre.
Otras amenazas:
Cualquier otra amenaza relevante, así como las respuestas humanas al cambio climático que agraven estas amenazas.