Las tormentas de nieve inusualmente severas y las sequías paralizantes nos recuerdan que el cambio climático está aquí, y cada vez vemos más los estragos que está causando en nuestros paisajes y en nuestra economía.
Pero hay otros impactos climáticos menos obvios que infligen un tipo diferente de angustia emocional y cultural: Cuando los paisajes cambian, también lo hacen los animales que dependen de ellos para sobrevivir.
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Mariposa monarca norteamericana
La emblemática y querida mariposa monarca norteamericana es una de las especies que tiene dificultades para adaptarse a nuestro nuevo mundo con estrés climático. Su población ha disminuido en un 95% en los últimos 20 años, lo que ha convertido a este insecto de alas naranjas y negras en un visitante menos frecuente de los patios de los Estados Unidos y de la famosa Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca de México.
La pérdida es profunda debido al papel histórico que esta bella y delicada especie desempeña en la educación de los niños y las familias sobre la vida silvestre y el medio ambiente. Cuando la mariposa desaparece, perdemos esa importante oportunidad.
Pero la desesperada lucha de la monarca por sobrevivir también nos sirve de advertencia a todos sobre los cambios potencialmente irrevocables a los que se enfrenta nuestro planeta en proceso de calentamiento, y por qué la comunidad mundial debe hacer todo lo posible por estabilizar nuestro clima.
En marzo, la población oriental de mariposas monarca comenzó su migración anual hacia el norte desde México, abriéndose camino hacia Texas y Oklahoma – su viaje es cuidadosamente seguido por los biólogos.
Cada año, una nueva generación de estas mariposas sigue el mismo camino forjado por generaciones anteriores. Lo único que las guía en esta migración es la temperatura que les indica cuándo tienen que viajar, como un disparador biológico que las pone en marcha.
Pero en los últimos años, la migración otoñal de las monarcas desde Canadá hacia el sur se ha retrasado hasta seis semanas debido a que las temperaturas más cálidas de lo normal no han activado el instinto de las mariposas para desplazarse hacia el sur.
Para cuando la temperatura se ha enfriado lo suficiente como para desencadenar la migración, ha hecho demasiado frío en el Medio Oeste y muchas monarcas han muerto en su viaje hacia el sur.
El cambio climático también ha aumentado la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, que pueden tener efectos catastróficos para las monarcas migratorias.
En 2002, una tormenta severa y repentina acabó con cerca del 80% de la población de monarcas invernantes en México, un golpe del que aún no se ha recuperado.
Además, las condiciones meteorológicas más cálidas y secas han demostrado ser letales durante la fase larvaria del desarrollo de las monarcas, con repercusiones directas en la supervivencia y la capacidad reproductiva de las mariposas adultas.
¿Dónde puede ir una mariposa?
El cambio climático también puede estar reduciendo el crecimiento del vital hábitat del algodoncillo, ya que el aumento de las temperaturas y la grave sequía limitan el número de lugares donde las mariposas monarca pueden alimentarse y reproducirse.
Si a esto se añaden otros factores que provocan la pérdida de hábitat, como el aumento de la aplicación de herbicidas en la región del Cinturón del Maíz de Estados Unidos, queda claro por qué la restauración del hábitat puede ser clave para frenar el declive de la población de monarcas.
Se están realizando esfuerzos ciudadanos para plantar algodoncillo en patios, jardines y espacios comunitarios a lo largo de la ruta migratoria de las monarcas desde México hasta la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Pero necesitamos fuertes incentivos para que los grandes propietarios de tierras agrícolas participen y amplíen los esfuerzos de restauración.
Una nueva iniciativa de conservación, el Intercambio de Hábitat de la Mariposa Monarca, utiliza un método de contabilidad avanzado para medir la recuperación del hábitat y asignar valores de crédito a esas mejoras. Los propietarios de tierras reciben un pago por mantener y crear el hábitat de la mariposa monarca, un concepto que ha demostrado su eficacia para implicar a los propietarios en la conservación.
Con su ayuda, podemos invertir la trayectoria de esta preciada especie y mitigar eficazmente los impactos climáticos sobre la mariposa monarca. Antes de que sea demasiado tarde.